Vista exterior de la ermita de San Esteban
Cuenta la leyenda que comprado en la capital para algún pueblo de la comarca, era transportado un Cristo en una carreta tirada por bueyes, llegados a este lugar el carro se detuvo como si estuviera clavado al suelo siendo imposible moverlo, lo que se interpreto como el deseo del Cristo de quedarse allí, levantándose la ermita; por esta cabezonería se le conoce con el sobrenombre de Cristo Emberronado. Difícil es que en aquella época y por este agreste lugar de profundos barrancos hacia el río y cortadas peñas pudiese transitar carreta alguna, lo mas lógico es que la ermita fuese fruto de la cristianización de algún recinto pagano.
Cercanos a la ermita tenemos dos topónimos: una fuente conocida con el nombre de Pilo Moro, de la roca mana el agua que cae sobre la piedra a la que ha dado forma de “piloncha”; dando vista al río localizamos la Cueva de la Mora que según la leyenda no podemos llegar a su final.
En esta ermita se venera el Santo Cristo de San Esteban conocido por los del lugar como “Cristo Emberrronao”. Imagen de finales del siglo XII y primeros del XIII de estilo romanico-gotico con influencias bizantinas; representa a Cristo muerto en una cruz de gajos con un gran paño de pureza, la cabeza levemente inclinada, los ojos cerrados y una expresión sosegada; su cuerpo hace una suave curva con los pies en una posición de doble cruzamiento. Tiene un hondo significado para los moleños y una arraigada devoción que ya en la antigüedad se manifestaba a la hora de hacer testamento y donaciones; hasta no hace muchos años en sus paredes podíamos ver los exvotos de los fieles (piernas, manos etc. de cera) en reconocimiento por alguna curación.
En el siglo XVIII aparecen los primeros escritos sobre las dos fiestas que se celebran, la principal el Martes de Pascua con procesión y romería, y el día 25 de Abril festividad de San Marcos, estas dos fiestas eran de “voto del lugar”.
El día del Cristo salen los romeros en procesión de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol camino de la ermita, en cabeza el pendón de franjas verdes, rojas y moradas, tres el la cruz parroquial y a continuación, sobre andas, una pequeña imagen del Niño Jesús (conocida cariñosamente como el Niño de la Bola) detrás la Virgen María (que ha perdido el luto de la Semana Santa) portada por hombres vestidos con la típica capa de pastores.
Después de la celebración solemne de la misa se dará paso a un día de fiesta con música, bailes, juegos y comida campestre hasta que llegada la caída de la tarde regresa la procesión al pueblo.
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