Paraje del Castro de San Esteban por donde pasa la carretera Zamora- Portugal. A la derecha ermita del Cristo y a la izquierda puente nuevo.
El castro ocupa unas 4 Hec. en la margen izquierda del Embalse del Esla y ha tenido periodos de ocupación y despoblamiento; la primera ocupación se sitúa en la Edad de Bronce (entre los s. XIV y XIII entes de Cristo) pasado un tiempo deshabitado vuelve a ser ocupado en la Edad de Hierro (entre los s. V y IV antes de Cristo), y después de un largo tiempo despoblado se ocupara, por tercera y ultima vez hacia el siglo IV de nuestra era. Los estudios arqueológicos realizados a raíz de la construcción del nuevo puente en 1995 han dejado al descubierto una muralla (en la actualidad se encuentra oculta, parte bajo el talud de la carretera) que seria reconstruida por los romanos como elemento defensivo (los romanos fueron los primeros en construir un puente en la profunda garganta que formaba el cauce del río).
Reconstrucción de una vivienda del Castro de San Esteban a partir de las excavaciones de 1993. Construida en piedra, de planta rectangular, con una pesada cubierta de pizarras con una sola vertiente que se apoyaba en las paredes y en un poste central. En su interior un rustico hogar en una de sus esquinas y en otra el suelo cubierto de losas para almacenar el grano.
Con los visigodos el castro sigue ocupado (en este tiempo, aguas arriba a orillas del río, se encontraba la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave, que al ser embalsadas las aguas del río Esla es trasladada al pueblo de El Campillo (Zamora). El final de La ocupación del castro se sitúa en la época de los Reyes Católicos.
Las excavaciones arqueológicas han descubierto ciertas semejanzas de este castro con el de Castillon en Santa Eulalia de Tabara (Zamora) situado aguas arriba en el mismo río Esla.
Desde la parte alta tenemos una impresionante panorámica: a nuestro frente las paredes graníticas de la parte de Ricobayo y el majestuoso arco del nuevo puente que salta de un lado a otro del embalse; a la derecha una inmensa masa de agua que se pierde en el horizonte y a la izquierda, en la lejanía, tenemos la presa de Ricobayo.
Vista desde el mirador del puente, en primer termino vista parcial del puente, al fondo presa de Ricobayo
Visitar este paraje un día claro de primavera cuando la jara esta en flor, las aguas tranquilas del embalse que se pierden en el horizonte hasta juntarse con en azul del cielo, rodeados de escobas y tapiales de las cortinas del lugar y como compañera muda la ermita del Cristo; nos produce una sensación de paz y tranquilidad que invita a la reflexión. Si la visita la hacemos un día otoñal con cielo plomizo, las aguas del embalse están picadas por el viento y rompen contra las paredes de granito; todo esto nos transmite una sensación de intranquilidad, inquietud y temor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario