Una mujer vestida del sol, y la
luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (Apocalipsis 12,1)
Nuestra Señora del Carmen. 1970
Un año más se aproxima la
festividad de la Virgen marinera, de la patrona de las gentes del mar, la
patrona de la Armada Española desde que en 1901 la Reina Regente D.ª María
Cristina de Habsburgo así lo decretase.
Pero no es exclusiva de los
hombres y mujeres que hacen del mar su modo de vida. También es venerada esta
advocación mariana por gentes de tierras adentro, tierras de ríos, vegas,
valles y montañas.
Aquí, en Benavente, ciudad de
gentes laboriosas, afables y acogedoras; punto estratégico de comunicaciones,
cruce de caminos, paso de peregrinos hacia tierras de Santiago; la devoción a
la Virgen del Carmelo se remonta a la
entonces villa de señorío de D. Antonio
Alfonso Pimentel y Herrera de Zúñiga, XI conde y VIII duque de Benavente (1652-
1677), de la Casa Pimentel, uno de los
linajes más influyentes del Reino de Castilla desde que Enrique III
entregara en 1398 la Villa, su castillo
y tierras con el titulo de Conde al noble
portugués D. Juan Alonso Pimentel (I Conde de Benavente) en reconocimiento a
los servicios prestados a la Corona.
Esta devoción ya se encontraba
muy extendida entre las personas de la villa cuando el curra párroco de San
Andrés es autorizado por el Provincial de la Orden del Carmen en la Provincia
de Castilla a erigir cofradía en honor de tan soberana Reina, el 3 de Abril de
1675, hace 340 años. Y hasta nuestros días ha llegado trasmitida de generación
en generación, manteniéndose viva como lo demuestran la numerosas visitas, que
a lo largo del año, hacen los fieles a la iglesia del Carmen de Renueva para
venerar su imagen.
En el rostro de esta imagen,
quiso el maestro imaginero D. Ramón Álvarez, plasmar los sentimientos humanos:
el amor, la ternura, la delicadeza, el sosiego. En su brazo izquierdo su
pequeño Hijo, de inocente ingenuidad, vivos ojos, boca entre abierta y mejillas
sonrosadas. En su mano derecha el escapulario que representa la sacramental
entregada a San Simon Stock el 16 de Julio de 1251 y un cetro símbolo de
dignidad, poder y gobierno.
Dicen los estudiosos de la obra y
vida de D. Ramón que para realizar sus obras tomaba como modelos gentes de su
entorno, pero en este caso la inspiración tuvo que ser divina y no terrena.
En estos días luce sus mejores
galas a la derecha de la nave central de la iglesia, delante del presbiterio; engalanada
de forma primorosa para la ocasión por las camareras, con vistoso hábito
carmelita de inmaculado manto blanco, símbolo de pureza, donado por una fiel devota.
Colocada sobre el trono de sus andas, donación anónima de mediados del siglo XX
y realizadas en madera de nogal por Amancio Voces, miembro en varias ocasiones
de la directiva de la cofradía; y de fina talla realizada por el zamorano
“Alito”, autor de varios trabajos para las hermandades de la Semana Santa de
Zamora, que con una técnica calada imita la tracería de la arquitectura gótica.
Una costumbre que muchas madres
mantiene en la actualidad, a pesar de las modas televisivas, es la de poner a
su hijas el nombre de Carmen o María del Carmen como ellas heredaron de sus
madres y abuelas.
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