El
que fuera retablo del altar mayor de la desaparecida iglesia de Santa María de
Renueva, después de cerca de 50 años arrinconado y hecho piezas en la penumbra
de un salón parroquial, ha visto la luz y sus dorados brillan en el presbiterio
de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen para uso y disfrute de fieles y
público en general.
Varias
han sido las posibilidades barajadas ante la situación en la que se encontraba:
ignorarlo y dejarlo a su suerte, que saliera de Benavente y pasar a engrosar la
larga lista del patrimonio local que se ha perdido, o aprovechando que algunas
partes ya habían pasado por las manos de los técnicos, en un último esfuerzo y
esperando la colaboración que como hasta ahora han hecho numerosas personas con
sus aportaciones, actuar sobre la carpintería y policromía; esta última opción
ha sido, a buen criterio de D. Tomas Calero, actual cura párroco, la tomada,
para recuperar y poner en valor una pieza del legado histórico-artístico de la
ciudad.
El
mal estado de conservación, almacenaje y el paso del tiempo han hecho huella en
sus maderas (grietas, deformaciones, desajustes) lo que ha hecho complejo y
laborioso el trabajo del equipo de restauradores, formado por: Ana Prieto
Martin, Carmen García Villarejo, licenciadas en bellas artes y Raimundas
Chomicius, carpintero restaurador de origen lituano, afincado en Valladolid.
Con precisión y habilidad han manejado estos profesionales las herramientas,
desde una sencilla brocha a un bisturí, para devolver a esta obra su aspecto
original.
El
retablo, que fue concebido para estar montado en un plano recto, se le ha dado
una pequeña angulación para adaptarlo a las características arquitectónicas del
presbiterio de la iglesia donde se encuentra ahora montado.
Por
los libros de fábrica de la Parroquia de Renueva sabemos que esta obra de
estilo renacentista fue hecha por Fernando Robles en el segundo cuarto del s,
XVII (1642) y dorada ese mismo año por los maestros doradores Pedro y Lucas de
Ávila.
Se
trata de un conjunto dedicado a La Natividad, realizado en madera de nogal
tallada y policromada con pan de oro, con unas dimensiones de 711 cm. de ancho
por 715 cm. de alto; formado por ático, un cuerpo de tres calles y base.
El
ático, rematado por un frontón, tiene en su parte central una hornacina con
columnas estriadas y fondo policromado donde se encuentra el grupo escultórico
de La Trinidad; a los lados dos tablas policromadas de 70x125 cm. que
representan a los apóstoles San Pablo (derecha) y San Pedro (izquierda).
Las
tres calles del cuerpo están separadas por cuatro columnas de capiteles
corintios sobre las que descansa un friso con cornisa. El arco de medio punto
de la calle central cobija La Virgen de la O, advocación Mariana a la que
estaba dedicada la iglesia de Renueva y que en sus primeros años le daba nombre
-iglesia de Santa María de la O-. A los pies de la Virgen se encuentra el valioso
Sagrario de grandes dimensiones, dorado por dentro y por fuera. En las calles
laterales se localizan dos grandes lienzos de 160x203 cm que representan La
Natividad de la Virgen (Izquierda) y La Visión de La Anunciación según San
Bernardo (derecha); este cuadro posiblemente debido a la vecindad del
Monasterio Cisterciense del Salvador (monjas de San Bernardo).
En
la base, pintadas sobre la madera, cuatro pequeñas pinturas que representan a
los Padres de la Iglesia: San Gregorio, San Ambrosio, San Agustín y San
Jerónimo. Dos pinturas a largadas (174x44 cm.) que representan dos de las
cuatro virtudes: La Justicia y La Templanza.
Una
vez montado se ha observado que en los extremos del friso hay huecos que
servirían de anclaje a dos piezas desaparecidas, puede, que semejantes a las
que tiene el frontón.
Según
la disponibilidad de fechas del equipo restaurador, en estos días realizaran
una presentación pública, acompañada de medios audiovisuales, sobre el trabajo
realizado las técnicas empleadas.
Vista del retablo en el presbiterio de
la iglesia de Nuestra Señora del Carmen.
Varias fases de
los trabajos de montaje:
No hay comentarios:
Publicar un comentario