Dos
valiosas piezas del patrimonio artístico de la ciudad se encuentran en proceso
de restauración para ponerlas en valor y devolverlas el esplendor que tuvieron
en su origen; se tratan del órgano y retablo del altar mayor de la desaparecida
iglesia de Santa María de Renueva.
Cuando
las anteriores iglesias que tuvo la parroquia (San Andrés Apóstol y Santa María
de Renueva) fueron demolidas parte de su valioso patrimonio fue depositado en
la actual y moderna de Nuestra Señora
del Carmen. Desde 1992, dependiendo de
las disponibilidades económicas, se viene actuando sobre un variado conjunto de objetos; dando como resultado que
casi la mayoría de las piezas hayan sido
intervenidas.
Los
trabajos para recuperar el órgano han comenzado pero queda mucho por hacer. A
este instrumento musical de viento, que era utilizado para acompañamiento
musical de las grandes solemnidades, nos vamos a referir en primer lugar.
Vista general del órgano.
El
libro de fábrica y visitas (1794-1860)
de la Parroquia de Renueva nos aporta información sobre el coste,
maestros que intervinieron en su construcción y otros detalles.
1794-1795
El maestro organero Esteban de San Juan, vecino de Logroño, fue quien lo construyó,
recibiendo por sus trabajo la cantidad de 5.439 reales y 16 maravedís; “en esta cantidad van incluidos 39 reales y 16 maravedís del
reconocimiento del órgano y refresco que se dio a los maestros el día que se
asentó”
La
caja fue obra de los maestros tallistas vecinos de la villa, Manuel Plaza y
Benito Moro; que recibieron, en dos pagos, 450 reales por su trabajo.
Tirso
Benito, maestro dorador, recibió 466 reales “por
el coste de manos y dorado que ejecutó en la caja del órgano”.
Por
los herrajes se pagaron 173 reales a Pedro Sastre, maestro herrero de la villa.
La
madera de pino utilizada para la caja fue suministrada por Rosa de la Fuente,
viuda, en la cantidad de 320 reales; “por
cuatro docenas de pino y cuatro machones de la misma calidad, para la caja del
órgano”
En
años posteriores encontramos otras libranzas que hacen referencia a mantenimiento
y trabajos realizados en el órgano.
1797
“Compostura del órgano” 200 reales se
pagaron al maestro organero Manuel San Juan (posiblemente emparentado con el
constructor) “por la afinadura que hizo
del órgano de la Iglesia”
1802
Se anota una libranza de 500 reales
correspondiente a la “hechura” del
archete (pieza de madera que sostiene la parte interior de los cañones)
realizado por Alejandro Gamao y a Tirso
de Benito la pintura del frontal y del archete.
1803-1804
“Compostura de los cañones” por este
trabajo se pagaron a Antonio Núñez, maestro tallista, 20 reales.
Manuel
Serrano, músico y organista de la iglesia recibió como salario de ese año 200
reales.
Fachada. Vista de los cinco castillos de tubos y la
batalla.
Aquel
complejo trabajo de maestros artesanos de distintos oficios dio como resultado
un órgano barroco español de mediano tamaño con una caja en madera de pino de sencilla estética, policromada en su
exterior que protege la mecánica interna. Una fachada de cinco ventanas, la
central de mayor altura y tamaño que las laterales que decrecen hacia los
lados, que dejan ver el mismo número de castillos de tubos de diferente
longitud y diámetro, de los cerca de
cuatrocientos que tiene el instrumento. La trompetería o batalla
(característica de los órganos barrocos españoles) colocada en horizontal y
perpendicular a la consola está dispuesta en doble uve. Los tubos en función de
su longitud y talla nos darán sonidos graves
(tubos largos y talla ancha) o agudos
(tubos cortos y talla estrecha).
Consola donde se aprecia el teclado, los tiradores
de los registros y la estructura de varillas
La
parte superior de la caja, en dos niveles, se remata con una cornisa sobre la que descansa un conjunto de tallas en
madera dorada y con motivos vegétales y
conchas, que nos recuerdan el ático del retablo de la Divina Pastora de esta
misma iglesia.
La
consola contiene un solo teclado manual y a derecha e izquierda los doce tiradores de los registros que seleccionan
los timbres que tiene el órgano. El aire necesario para su funcionamiento los
suministran los fuelles originales del s. XVIII que eran movidos de forma
manual por el manchador. Se pretende dotarlo, si el presupuesto alcanza, de un compresor
eléctrico que aporte el aire necesario para facilitar su manejo.
Este
órgano de Renueva es contemporáneo del que se encuentra en la Iglesia de Santa
María del Azogue, aquí en Benavente, y los dos salieron de las manos de los
mismos maestros organeros.
Fuelles y mecanismo para moverlos.
Durante
años las piezas de este instrumento,
junto con otras del que había en iglesia de San Andrés (construido en
1876 según el libro de fábrica y visitas de esta iglesia 1866-1892),
permanecieron dispersas por dependencia de la parroquia, hasta que el actual
párroco, D. Tomas Calero Aparicio, impulsor de los trabajos de restauración, pretendió
recuperarlo. Los hermanos Pedro y José Calderón, se emplearon a fondo en la
tarea de montar aquel rompecabezas en la parte central del coro de la iglesia
de El Carmen. El estado de abandono en que se encontraba nos lo dan las
palabras de estos hermanos “…avanzado el montaje vimos que faltaba la
trompetería y decidimos simularla, pero registrando otras dependencias la
encontramos metida en un cajón”. Gracias
a este trabajo no desaparecieron las piezas.
Tubos desmontados para su reparación.
Varias
veces se intentó ponerlo en funcionamiento, pero unas por lo elevado de su
coste y otras por informes que indicaban que el secreto (pieza esencial en su
funcionamiento) estaba inservible, hicieron abandonar la idea.
En
esta ocasión ha sido una suerte que Jorge Méndez García recalase en Benavente y
entrase en contacto con la Parroquia de Renueva. A este polifacético asturiano le
avala un largo historial profesional como de músico, compositor, organista y
organero; ha trabajado, entre otros, para el Monasterio de Santa María de
Valdediós, Museo Arqueológico Nacional, orquesta
de la Comunidad de Madrid o Capilla Real. En el campo de la restauración puede
que su trabajo más laborioso, por el coste, lo complejo y dedicación, haya sido
hasta ahora, la recuperación del órganos de la iglesia de San Isidoro el Real
de Oviedo, una joya musical del s. XVII que perteneció a la Catedral de la capital
del Principado de Asturias.
Tubos en el interior del órgano.
El
trabajo de este organero desmontando y montando, enderezando y estañando tubos
rotos, reparando palancas y varillas, fabricando teclas; como hicieran los
antiguos maestros artesanos. Con este buen hacer ha devuelto a esta valiosa
pieza los sonidos que antaño llenaron la iglesia de Renueva cuando era tocado
por la monjas del vetusto convento de San Bernardo que estaba pegado a los
muros de la iglesia.
Una
vez terminada la puesta a punto, Jorge, se ha comprometido al acompañamiento
musical en una de las solemnidades que se celebren en la parroquia.
Realizando pruebas.
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