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miércoles, 2 de diciembre de 2020

EN MEMORIA

  
Procesión de la Virgen del Carmen, años 50
 
                                             Cuando la muerte apaga
                                         la vela de la vida
                                         lo terreno se hace polvo,
                                         pero el espíritu encuentra
                                         el descanso eterno.  
 

    Días pasados (15-11-2020) la Parroquia de Renueva perdía una feligresa, Dª Rosalía de la Huerga Huerga, para muchos Rosi, como muestra de cariño y cercanía con la persona; fallecía en Zamora, donde residía desde que una caída le causó la rotura de una cadera.

     Nacida en el vecino pueblo de San Cristóbal de Entreviñas; pasaría la mayor parte de sus años en Benavente adonde se trasladó con sus padres, Secundino y Teresa, a la casa que construyeron, con todas las dependencias necesarias

    Dª Rosalía pertenecía a ese colectivo de maestras nacionales que ejerció la docencia en el medio rural, en la hoy llamada “España vaciada”, más bien, la España abandonada y olvidada; eran tiempos de pizarra, cartilla y catecismo; escuela donde se memorizaba la tabla de multiplicar número a número, la escritura era un arte de la caligrafía y la mejor calefacción era la lata con carbón; los niñas y niños jugaban en los recreos, sí los había, a las tabas, la semana, canicas o pídola.

    Esta mujer, con pros y contras, como todo ser humano, pues la grandeza de las personas está en ofrecer a los demás lo mejor que tenemos de nosotros; y así lo hizo, fue una incondicional colaboradora con esta Parroquia; perteneció al Coro Parroquial; de su mano estuvieron durante años los paños del altar que cuidaba con extrema delicadeza; su sentido del orden se reflejaba hasta en la numeración de las piezas del Palio; su pulcra caligrafía se deja ver en los libros parroquiales, pues se encargaba del registro de la actividad parroquial (bautismos, comuniones, etc.); mientras su voz se lo permitió, fue la encargada del rezo diario del rosario. Con una memoria envidiable, recordaba celebraciones tradicionales con motivo de fiestas o novenarios, patrimonio y donaciones.

    Sobre esta interminable actividad destaca su labor de catequista, que junto con su hermana Concha, ha realizado a lo largo de los años. Cientos y cientos de niñas, niños y adolescentes pasaron por sus manos en la preparación de la primera comunión y confirmación; muchos recuerdan aquellos dulces y chocolate que preparaban para tomar en el Centro Parroquial después de haber recibido la primera comunión. 

    Al Cristo de la Salud y a la Virgen del Carmen, Madre del Carmelo, las dos devociones de profunda tradición en la ciudad y en esta parroquia, elevamos nuestras oraciones por su alma y la de todas aquellas personas, conocidas o anónimas, que han fallecido a causa de la situación sanitaria por la que estamos atravesando, para sus familiares nuestro cariño y consuelo, para ellos nuestro recuerdo eterno. Descansen en paz.

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