El proyecto que iniciara José
Velicias Berzosa (1932-1997) bajo el titulo Las Edades del Hombre ha tenido a
lo largo de los años una proyección nacional e internacional, convirtiéndose en
el mayor escaparate del patrimonio histórico-artístico de las diócesis de la
Comunidad de Castilla y León.
La actividad de la Fundación no
se limita solamente a esta manifestación anual, también realiza una gran labor
cultural, social, de investigación, divulgativa y restauradora del patrimonio.
Las muestras, desde la primera en
la Catedral de Valladolid en 1988, se han venido realizando en distintas
ciudades tanto de España como del extranjero. La provincia de Zamora ha sido
destino de este acontecimiento en dos ocasiones.
Logo de Las Edades del Hombre. Tomado de las
pinturas de la ermita de San Baudilio de Berlanga (Soria). Triste ejemplo del
expolio patrimonial de Castilla y León
El numeroso y rico patrimonio
histórico-artístico de Benavente, y en concreto el de sus iglesias, monasterios
e instituciones ha estado presente en varias de estas exposiciones. La mayor
aportación hasta ahora realizada fue en Remembranza, denominación de la IX edición
celebrada en 2001 en Zamora, rememorándose los 1.100 de la fundación de la
diócesis en la persona de Atilano (año 901). En esta ocasión se fundió el arte
religioso y el popular. Fueron sedes la catedral y la iglesia del Carmen de San
Isidoro. Del patrimonio benaventano se seleccionaron las siguientes obras:
Imposición de la casulla a San
Ildefonso.- Pintura al óleo sobre tabla, con unas dimensiones de
772x875 cm., de autor anónimo, del primer tercio del s. XVI. Forma parte de un
retablo de dos pisos localizado en la nave norte de la iglesia de San Juan del
Marcado.
El autor representa, en un interior,
el momento en que la Virgen impone a Ildefonso, arrodillado y con las manos juntas, la casulla; la escena se completa con una
virgen y un grupo de ángeles.
Tabla de la
imposición de la casulla a San Ildefonso en el retablo de San Juan del Marcado.
Custodia.- Trabajo
realizado en plata repujada, cincelada y fundida por el orfebre local Juan de
León en 1550 (s. XVII). Inventariada entre los bienes de la iglesia de Santa
María de Azogue.
Tiene forma de templete de dos
cuerpos, imitando formas arquitectónicas platerescas, asentados en una peana
circular por medio de un astil. En el frente anterior y posterior del primero,
bajo un arco de medio punto se aloja un viril sobredorado; en hornacinas
laterales se reproducen los cuatro evangelistas. En las seis caras del segundo,
de menor tamaño que el anterior, aparecen los relieves de San Pedro, Santiago,
San Pablo, San Andrés, San Juan y Santo Tomas. En la parte superior un
baldaquino circular con una campanilla, que es rematado por un Cristo
crucificado.
En la festividad del Corpus se
realizaba una procesión como exaltación colectiva de la Eucaristía. Esta
custodia se colocaba en unas andas de plata realizadas en Salamanca por el
platero Juan de Figueroa en 1694,
ha semejanza de otras realizadas por el mismo artista
para las Colegiata de Toro, tomando como modelo las de la catedral charra.
Estas andas, una vez adaptadas, son las que acogen a la Virgen de la Vega,
patrona de la ciudad.
Cetro procesional.- Se
trata de un cetro de plata, s. XVII, de los usados por los mayordomos de las cofradías,
muy numerosas en la Villa en aquel entonces. En el interior del templete, en
una medalla, aparece la imagen de San Nicolás.
Posiblemente obra del platero Domingo Rodríguez.
Perteneció a la desaparecida
iglesia dedicada a este santo, sede de su cofradía. Al ser suprimida, por
arreglo parroquial de 1892, ornamentos e imágenes pasaron a Santa María del
Azogue.
Custodia y centro. Iglesia de Santa María de Azogue.
Virgen de Belén.- Óleo
sobre lienzo realizado por el pintor italiano Jacopo Migliari en 1772 (s.
XVIII). En el ángulo inferior izquierdo aparece el nombre del artista y la
fecha. Representación neoclásica de la
Virgen con el Niño.
El cuadro fue donado por María
Josefa Alfonso Pimentel, XV condesa- XII duquesa de Benavente (1750-1834), gran
mecenas de la España ilustrada de su época, al Hospital de la Piedad fundado en
el s. XVI por sus antepasados el V conde, Alfonso Pimentel y su esposa Ana
Herrera.
Virgen de Belén.
Hospital de la Piedad.
Muerte de San José.- Una de las escasas obras escultóricas
que en el mundo existen sobre la muerte de José, esposo de María. Talla en
madera de finales del s. XVII; pudo haber salido de un grupo de escultores
vallisoletanos de finales del XVII – primeros del s. XVIII conocidos como “Los
Ávila”.
Perteneció al Hospital de San
José (Convalecientes), una de las muchas instituciones hospitalaria que tuvo la
Villa, fundado de 1685. El tema de la obra, posiblemente donada, encajaba con
los fines de la casa para la que fue creada. En el conjunto aparece San José, en
el lecho, asistido por Jesús y María.
Cuando Convalecientes se funde
con el Hospital de la Piedad en 1962 el grupo escultórico fue trasladado a capilla
de este último.
La Fundación de las Edades
realizó una laboriosa restauración antes de incluirla en la muestra.
Tránsito o Muerte de
San José. Capilla Hospital de la Piedad.
Santa María del Azogue.- Representación
en piedra caliza, con restos de policromía de María en Majestad. Obra anónima
del primer tercio del s. XIII. La imagen aparece sentada de frente en un trono,
sin expresión; con rasgos rígidos y solemnes. Sobre la rodilla izquierda,
también de frente, tiene el Niño Dios con la bola del mundo en su mano
izquierda. Presenta perdidas en algunas partes de su estructura.
Los historiadores, entre ellos
Elena Hidalgo Muñoz, que ha realizado estudios sobre el templo, son de la idea
de que esta imagen presidía el tímpano de la puerta Oeste, conocida como puerta
de los Apóstoles, desaparecida en el s. XVIII. En la actualidad se localiza en
un lateral del presbiterio de la iglesia de la que es titular.
Imagen pétrea de
Santa María de Azogue.
Urnas.- Son dos
escaparates o vitrinas de similar estructura, obra anónima de principios del s.
XVIII, en cuyo interior se alojan escenas religiosas de pequeño tamaño.
Las urnas están realizadas en
madera veteada con incrustaciones de concha, carey y algunos motivos dorados. Una
de ellas contiene a María Magdalena sobre un lecho de rocas, sobre las piernas
la calavera; dos pequeños ángeles completan la escena. En la otra aparece
Cristo Yacente apoyado en altas almohadas; dos entristecidos ángeles, uno en la
cabecera y otro a los pies, velan el cuerpo inerte. Pertenecieron a la iglesia
de Santa María de Renueva, en la actualidad se localizan en la sacristía de la
iglesia de Nuestra Señora del Carmen.
Fuero restauradas en 1995 por La
Escuela Superior de Restauración de Madrid.
Escaparates. Santa María
del Carmen de Renueva.
Portacirios. Iglesia de Santa María de Azogue.
Portacirios.- Pieza
utilizada como sopote del cirio que se enciende en la Vigilia Pascual (la noche
del Sábado Santo). Es símbolo de la Luz de Cristo resucitado.
Obra anónima de la segunda mitad
del s. XVI, de 159 cm.
de altura construido en madera de nogal.
El artista quiso darle una gran
carga simbólica. Por el fuste trepa una enredadera y se enrosca una serpiente
de cuerpo escamoso y cabeza de mujer con larga melena. El capitel guarda cierta
semejanza con el orden compuesto de la arquitectura romana. El conjunto se
remata con un cilindro metálico donde se encaja el cirio.
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