El dogma fundamento del que todo
parte en el cristianismo es la Trinidad, tres personas distintas y un solo Dios
verdadero.
El dogma de la Santísima Trinidad
siempre fue motivo de discusión, de examen y opiniones opuestas, siendo la
causa de la separación de los cristianos de oriente y de los cristianos de
occidente (Cisma de Oriente, 1054).
Tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento aparecen citas que hacen referencia a la naturaleza de la
trinidad de Dios.
Cristo a lo largo de su vida pública
hizo numerosas referencias al Padre y al Espíritu.
La iglesia Católica utiliza
numerosas afirmaciones del dogma al nombrar al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo.
La Trinidad en su
emplazamiento del retablo mayor de la iglesia de Renueva
En el año 215 Tertuliano
utilizara la palabra trinidad (trinitas) para definir que los tres son uno porque
los tres proceden de uno.
El primer concilio que trato el
Dogma de la Trinidad fue en Nicea (325), posteriormente en el de Constantinopla
(381) se afirmo que la Trinidad son tres personas distintas pero un solo Dios, por lo que es considerado misterio
de fe. Seria ratificado en el Concilio de Calcedonia (451) sin alterar lo
aprobado en Nicea.
La representación conjunta de las
tres personas conforma La Trinidad. Esta representación fue controvertida desde
un principio, ya que en el Antiguo Testamento aparecen prohibiciones que
limitaban a los primeros cristianos plasmar la Divinidad. Con el tiempo los
artistas podrán tratar el tema tomando como inspiración La Biblia, la liturgia
y las explicaciones doctrinales para crear imágenes respetando el dogma.
¿Cómo dar forma física a un ser
abstracto, invisible e infalible que es uno y trino?
Encontrar una imagen
representativa del Dogma de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) un único
Dios con tres hipóstasis (personas) no fue tarea fácil.
En los primeros siglos se
utilizaron símbolos para representar el misterio (triangulo, esfera, círculos).
Años más tarde aparece alguna representación en forma humana. Hasta el s. XII a
Dios Padre se le represento por una mamo derecha (símbolo del poder divino) que
sale de las nubes; en los s. XII y XIV aparecerá un rostro y un busto y a
partir del s. XV es representado por un anciano portador de ornamentos papales.
El Hijo unigénito, Cristo (Dios y
hombre) hasta el s. XII es representado por la cruz, por un cordero o por un
hombre joven; hasta el s. XVI lo representa un hombre con barba, en la plenitud
de la vida; en el siglo XVIII a esta figura humana se le añade el símbolo de la
cruz.
La representación del Espíritu
Santo ha pasado por varias interpretaciones: en un principio por una paloma con las alas
extendidas; en el siglo XI aparece la figura de un niño; en el s. XIII por un
adolescente; en el XV por un hombre con una paloma para distinguirlo de las otras dos personas. A
partir del s. XVI se tomara nuevamente la paloma como representación exclusiva
del Espíritu Santo.
En la Edad Moderna la
representación del Dogma de la Trinidad aconsejada y aceptada por la iglesia a
partir del papa Benedicto XIV (1740-1758) fue la que presenta a Dios Padre bajo el aspecto de un
anciano, a Cristo y al Espíritu Santo con apariencia de paloma.
Pintura sobre el bautismo de Jesús en la bóveda del ábside
central de la iglesia de San Juan del Mercado de Benavente
Entre los precedentes
iconográficos de la Trinidad esta el bautismo de Jesús. Para el historiador e
iconógrafo francés Louis Réau hay un
paralelismo entre la Trinidad y el bautismo
en el que aparece el Padre (representado por un anciano) en el cielo, en
el centro la paloma representando al Espíritu Santo que desciende de los cielos
y Cristo representado por un hombre de mediana edad en las aguas del río Jordan
recibiendo el bautismo de agua de manos de Juan.
Uno de los objetivos de D. Tomas
Calero Aparicio, desde su llegada a la parroquia de Nuestra Señora del Carmen
de Renueva, ha sido conservar y restaurar el valioso patrimonio que procedentes
de las desaparecidas iglesias de San Andrés y Santa María de Renueva se
encuentra tanto expuesto al culto como en las dependencias parroquiales.
La última obra recientemente
intervenida ha sido el conjunto escultórico de la Santísima Trinidad
perteneciente al retablo de la que fue iglesia parroquial de Santa María de Renueva
y que fue demolida hacia 1970.
Este retablo se localizaba en el
altar mayor, sin estilo definido es del s. XVII (1642) obra de Fernando de
Robles y dorado por Pedro y Lucas de Ávila, estaba dedicado a la Natividad y lo
formaban tres cuerpos; en el primero estaba un valioso sagrario tallado en
madera y dorado por fuera y por dentro, después de su restauración fue
instalado en la Iglesia del Carmen.
En el cuerpo central una
hornacina alojaba a la Virgen de la O,
imagen titular del templo, a los lados dos grandes lienzos que
representaban La Natividad (izquierda) y La Anunciación (derecha).
En el cuerpo superior el grupo escultórico
de la Santísima Trinidad enmarcado por dos tablas.
La Trinidad después
de su restauración. Expuesto en la Iglesia del Carmen
Este grupo escultórico realizado
en madera policromada con las figuras del Padre y del Hijo situadas en un mismo
plano horizontal sobre una peana rectangular responde a los cánones de su época.
Dios Padre es representado por un
venerable anciano sentado, de largo pelo y barba blanca, tocado con una especie
de birrete de inspiración oriental con una sola corona, con manto de gruesos
pliegues y tunica; con su mano derecha sujeta la bola del mundo que descansa
sobre su rodilla y es rematada por una cruz, la esfera es la representación del
mundo y es símbolo de la creación.
La segunda persona, Cristo
situado a la derecha del Padre esta representado por un hombre en la plenitud
de la vida, con barba negra partida en dos, con tunica y mato. El reconocer
visualmente esta figura encontramos dos hendiduras: una en la parte posterior
de la cabeza que hace suponer que originariamente tenia nimbo (circulo luminoso
alrededor de la cabeza) que solía ser crucífero exclusivo de la divinidad y era
una cruz de brazos iguales inscrita en circulo. La otra en la pierna izquierda
lo que hace pensar, junto con la posición de su brazo izquierdo que era
portador de un libro abierto o cerrado que representaban generalmente los evangelios.
El Espíritu Santo, la tercera
persona, es representada por una paloma con las alas extendidas y colocada en
un plano superior entre el Padre y el Hijo.
Es singular en esta
representación la presencia de dos cabezas de querubines sobre las que
descansan uno de los pies del Padre y el Hijo. A los querubines se les
consideraba los guardianes de la gloria de Dios.
En otras variantes el Padre
aparece coronado con la Tiara símbolo papal, con nimbo triangular exclusivo de
la persona del Padre, con vestiduras blancas, con cetro o portando en su mano
izquierda el libro de la sabiduría.
El Hijo, en algunas
representaciones, es portador de la cruz e incluso muestra las llagas de su
pasión.
En algunos casos la esfera,
representación del orbe, aparece apoyada en el suelo entre ambas figuras y
sobre ella descansan la cruz de Cristo y el cetro del Padre.
La labor restauradora ha sido
obra de Ana Prieto Martín y Ángel Pintado García que con su buen hacer han
sacado a la luz lo que el tiempo e intervenciones pasadas poco afortunadas
ocultaban.
Partiendo del criterio de no
recomponer o reconstruir partes desaparecidas han aplicando técnicas
restauradores de saneado de la madera, limpieza, eliminación de repintados y
barnices de intervenciones anteriores, ajuste de estructuras, fijación de la
policromía original por medio de inyección de adhesivos. Todo ello ha dado como
resultado recuperar unas tallas
deterioradas devolviéndole el mismo aspecto que tenían cuando salieron de las
manos del artista.
El antes y el después
de la restauración
La próxima obra a restaurar será la pila bautismal (s. XV),
también procedente de la Iglesia de Renueva, recientemente reubicada en la nave
lateral derecha de la Iglesia del Carmen.